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Trastornos de la personalidad

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Qué son los trastornos de la personalidad

Un trastorno de la personalidad es un patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto; se trata de un fenómeno generalizado y poco flexible, estable en el tiempo, que tiene su inicio en la adolescencia o en la edad adulta temprana y que da lugar a un malestar o deterioro.

De acuerdo con Millon (1984), los trastornos de personalidad se pueden distinguir por la presencia de tres características: la inflexibilidad adaptativa, la tendencia del individuo a mantener círculos viciosos o de autoperjuicio y la inestabilidad emocional bajo condiciones de estrés. 

Los trastornos de personalidad se caracterizan por deficiencias en el funcionamiento de la personalidad y por rasgos de personalidad patológica. Los diez tipos considerados en el DSM-5 son:

Trastornos de personalidad

Grupo A

Trastorno de la personalidad paranoide

Trastorno de la personalidad esquizoide

Trastorno de la personalidad esquizotípica

Grupo B

Trastorno de la personalidad antisocial

Trastorno de la personalidad límite

Trastorno de la personalidad histriónica

Trastorno de la personalidad narcisista

Grupo C

Trastorno de la personalidad evitativa

Trastorno de la personalidad dependiente

Trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva

Además, los trastornos de personalidad se mantienen por un motivo principal: el déficit de las habilidades de metarrepresentación, metacognitivas o autorreflexivas.

Aquello de lo que habla el paciente es distinto a la capacidad de describir los fenómenos psicológicos: identificar una emoción específica se debe distinguir de la capacidad general de describir las emociones y los procesos que llevan a éstas. Los pacientes con trastornos de personalidad suelen tener dificultades en las capacidades de acceso a los propios estados internos, de plantear los fenómenos mentales como problemas a resolver, de captar y articular el punto de vista del otro.

No es de extrañar, de hecho, que no sepan por qué se sienten nerviosos, por qué se sienten tristes, etc.

Para diagnosticar trastorno de la personalidad es necesario hacer una evaluación de los patrones de actividad del sujeto a largo plazo y las características de la personalidad han de estar presentes desde la edad adulta.

Por otro lado, los rasgos de personalidad que están de base en los trastornos de la personalidad han de ser estables y han de diferenciarse de las características que pueden surgir como respuesta a situaciones estresantes o a estados mentales transitorios (por ejemplo, estados de ánimo, sustancias tóxicas, etc.). Hay que valorar la estabilidad de los rasgos de personalidad a lo largo del tiempo y en situaciones diferentes.

  • Los rasgos de personalidad son patrones persistentes del modo de percibir, pensar y relacionarse con el entorno y con uno mismo, que se muestran en una amplia gama de contextos sociales y personales.

Si bien los trastornos de la personalidad se han agrupado por similitudes en sus características, hay que señalar que no siempre se hallan en “estado puro”, sino que en una misma persona puede haber diversos trastornos que pertenezcan a grupos diferentes.

Los trastornos de personalidad

Pueden agravarse tras la pérdida de personas que prestan un apoyo importante a la persona que padece el trastorno

Se vuelven reconocibles durante la adolescencia o la vida adulta

Tienden a ser menos evidentes o remiten con la edad (a excepción del obsesivo y el esquizotípico)

¿Cómo se clasifican los trastornos de la personalidad?

Grupo A

Estos sujetos suelen ser descritos como raros, impenetrables, fríos, inexpresivos, faltos de sentido del humor, etc. Una característica fundamental es su incapacidad para establecer y mantener relaciones interpersonales, ya sea por su falta de calidez emotiva, ausencia de interés en las relaciones interpersonales, ausencia de habilidades sociales básicas o una acusada introversión. Son muy vulnerables a la patología psiquiátrica, fundamentalmente a la esquizofrénica, trastornos del estado de ánimo y toxicomanías.

Trastorno de la personalidad paranoide, que es un patrón de desconfianza y suspicacia, de manera que se interpretan las intenciones de los demás como malévolas

Trastorno de la personalidad esquizoide, que es un patrón de distanciamiento de las relaciones sociales y una gama restringida de la expresión emocional

Trastorno de la personalidad esquizotípica, que es un patrón de malestar agudo en las relaciones íntimas, de distorsiones cognitivas o perceptivas y de excentricidades del comportamiento

Grupo B

Estos sujetos se caracterizan por una gran labilidad afectiva y una peculiar emotividad, acompañada de conductas descontroladas o socialmente inconvenientes. Suelen ser descritos como malcriados, déspotas, caprichosos y de no ser fiables como personas por no ser muy capaces de regularse de acuerdo con los reglamentos sociales y los códigos interpersonales. Parecen resistirse a la adquisición de aprendizajes sociales. Presentan puntuaciones altas en extroversión.

Trastorno de la personalidad antisocial, que es un patrón de desprecio y violación de los derechos de los demás

Trastorno de la personalidad límite, que es un patrón de inestabilidad de las relaciones interpersonales, de la imagen de sí mismo y de los afectos

Trastorno de la personalidad histriónica, que es un patrón de emotividad y de búsqueda de atención excesivas

Trastorno de la personalidad narcisista, que es un patrón de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía

Grupo C

La existencia de un miedo patológico acaba determinado la vida de estos. Son personas muy sensibles a las señales de castigo y que responden con intensas reacciones emocionales ante el estrés, lo que interfiere y desorganiza su conducta. No han desarrollado estrategias de afrontamiento adecuadas para manejar el estrés y llevar una vida de equilibrio y autonomía emocional. Son sujetos introvertidos y con altos niveles de neuroticismo. La diferente expresión clínica de cada trastorno parece depender de las estrategias que el sujeto pone en marcha para defenderse de la ansiedad una vez fracasada la adquisición de aprendizajes adaptativos.

Trastorno de la personalidad evitativa, que es un patrón de inhibición social, sentimientos de inadecuación e hipersensibilidad a la evaluación negativa

Trastorno de la personalidad dependiente, que es un patrón de comportamiento de sumisión y adhesión relacionado con una necesidad excesiva de ser cuidado

Trastorno de la personalidad obsesiva, que es un patrón de preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control

La discriminación entre los trastornos de la personalidad y los trastornos mentales persistentes, como el trastorno depresivo persistente (distimia), cuyo inicio es temprano y cursa de manera relativamente estable y perdurable, puede ser particularmente difícil (y no especialmente útil). Algunos trastornos de la personalidad mantienen una relación en «espectro» con otros trastornos mentales (p. ej., el trastorno de la personalidad esquizotípica y la esquizofrenia; el trastorno de la personalidad evitativa y el trastorno de ansiedad social [fobia social]) que están basados en las similitudes fenomenológicas o biológicas, o en la agregación familiar. 

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