Trastorno de personalidad evitativa
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Qué es el trastorno de personalidad evitativa
El trastorno de la personalidad evitativa o por evitación (TPE) se caracteriza por una baja autoestima, un temor intenso a la evaluación negativa por parte de los demás y una abstinencia conductual (evitan las relaciones), emocional (evitan el malestar emocional) y cognitiva de la interacción social.
En terapia, las personalidades evitativas expresan un deseo de afecto, aceptación y amistad; sin embargo, poseen pocos amigos e intiman poco con otras personas. El temor al rechazo desempeña un papel clave para que estas personas se alejen de las relaciones personales. No establecen una relación a menos que la otra persona les ofrezca una garantía poco común de aceptación sin crítica.
Evitación cognitiva, conductual y emocional
- La mayoría, además de la evitación social, presenta también evitación de cualquier pensamiento, emoción o actividad, que le produzca incomodidad
- Lo hacen de forma automática (no voluntaria ni consciente)
- La evitación queda forzada y se convierte en un hábito, porque reduce el malestar a corto plazo. Generalmente, no tienen conciencia de que evitan la ansiedad
Ansiedad por la ansiedad
- Se siente culpable por estar ansioso ya que cree que «no debería» estarlo
- Teme que si se permite sentirse ansioso, su ansiedad irá a más hasta perder el control, y que nunca se recuperará
Excusas y racionalizaciones
- Saben qué tienen que hacer para mejorar sus vidas. Pero el coste inmediato, en emociones negativas, les parece demasiado alto. Por tanto, se buscan numerosas excusas, como: «no me va a gustar», «lo haré más adelante», «esta gente es demasiado superficial», etc. En el fondo, no se cree capaz de alcanzar sus metas
La fantasía de la realización de deseos
- Fantasean sobre un futuro: piensan que algún día caerá del cielo la relación perfecta o el empleo inmejorable, sin que ellos realicen el más mínimo esfuerzo
El retraimiento de las personalidades evitativas difiere del de los individuos con trastorno esquizoide de la personalidad porque, a diferencia de éstos, desean establecer relaciones. El conflicto que experimentan es por desear el afecto y, al mismo tiempo, dudar de la aceptación de los demás.
No parecen ser capaces de liberarse de la creencia de que cualquier intento de amistad terminará en dolor y desilusión. Están atrapados entre el deseo del contacto humano y el temor que les provoca.
Los individuos que padecen estos trastornos parecen tímidos y aislados, y tal vez también fríos y extraños, para aquellas personas que tienen un contacto superficial con ellos. Sin embargo, para quienes los conocen bien, parecen ansiosos y en extremo sensibles.
Un mecanismo que los individuos con trastorno de la personalidad por evitación pueden utilizar es la hipervigilancia. Continuamente evalúan todos sus contactos con los seres humanos para encontrar señales de decepción, humillación o reacciones negativas. Como resultado de ello, son capaces de detectar el más mínimo rastro de indiferencia o molestia.
Sin embargo, esta técnica de revisar continuamente el entorno es autodestructiva porque aumenta la probabilidad de que encuentren la clase de respuesta negativa que esperan. Además, su nerviosismo puede hacer que sus compañeros se sientan incómodos, lo que a la larga puede afectar la calidad de sus relaciones con otros.

La vida de las personas con trastorno de la personalidad por evitación está controlada por el temor de parecer tonto o sentirse avergonzado
El evitante, por miedo al rechazo y al fantasma de la soledad, se engancha a los demás. Cuando consigue establecer una relación se apega tenazmente y secunda al otro para evitar el rechazo que confirmaría la imagen inadecuada de sí. Tienen poca capacidad de reconocer sus estados internos que se ocultan a sí mismos y a los demás.
De niños, suelen haber tenido alguna persona significativa que les criticaba y rechazaba o con la que ellos se sentían así. A partir de ello desarrollan sus esquemas en creencias acerca de sí mismos y creencias acerca de los demás. De esos esquemas se deriva estos cinco elementos:
Miedo al rechazo
- Creen que todos reaccionarán de la misma manera negativa que la figura que los rechazaba
- Continuamente temen que descubran que son defectuosos y que los rechacen por ello
- Temen no poder soportar el malestar que les producirá ese rechazo y por eso evitan las relaciones y las situaciones sociales
Autocrítica
- Tienen pensamientos automáticos autodenigrantes cada vez que se encuentran en situaciones sociales o cuando piensan en futuros encuentros
- Éstos pensamientos automáticos, surgen de sus esquemas y no suelen someterlos a evaluación, porque los encuentran verídicos
- Hacen también predicciones negativas como: «no les gustaré», «me criticarán», etc.
Supuestos subyacentes sobre las relaciones
- Piensan que no pueden gustar a nadie, pero que si ocultan su verdadera personalidad engañarán a los demás, al menos en parte por un tiempo
- Procuran que nadie se les acerque lo suficiente como para darse cuenta de que son diferentes, inadecuados, etc.
- Cuando establecen una relación con alguien, evitan cualquier confrontación y no son asertivos
Evaluación incorrecta de las reacciones de los demás
- Interpretan reacciones neutras o positivas como negativas
- Creen que «si alguien me juzga negativamente, la crítica tiene que ser justa»
- Temen cualquier situación en que puedan ser evaluados, porque cualquier reacción negativa, o incluso neutra, la toman como confirmación de su propia creencia de que son defectuosos y de que no gustan a nadie
Exclusión de los datos positivos
- Aunque se le presenten pruebas de que es aceptado o de que gusta, cree que el otro está equivocado o que le está engañando
- Carecen de criterios personales para juzgarse en forma positiva. Se basan exclusivamente en cómo creen que les perciben los demás
Los síntomas de la personalidad evitativa
El trastorno de personalidad evitativa (o por evitación) se caracteriza por un patrón de inhibición social, sentimientos de incompetencia, introversión y ansiedad asociada a situaciones sociales. Se trata de personas con baja autoestima y un intenso miedo a la crítica de los demás, desviviéndose por el amor y la aceptación de los demás. Se manifiesta por cuatro (o más) de los siguientes hechos:
01.
02.
Se muestran poco dispuestos a establecer relación con los demás, a no ser que esté seguro de ser apreciado. Estos individuos evitan hacer nuevos amigos a menos que estén seguros de que serán de su agrado y que ellos van a ser aceptados
03.
Se muestran retraídos en las relaciones estrechas porque temen que lo avergüencen o ridiculicen. No se implican en actividades grupales a menos que haya ofrecimientos de protección y apoyo repetidos y generosos. La intimidad interpersonal es a menudo difícil. Tienen dificultades para hablar de sí mismos y se guardan sus sentimientos íntimos por temor a estar expuestos o a ser ridiculizados
04.
Les preocupa ser criticados o rechazados en situaciones sociales. Tienden a ser tímidos, callados, inhibidos e «invisibles» a causa del temor de que cualquier atención pueda ocasionar una situación degradante o de rechazo. Creen que a nadie le importa lo que ellos dicen, o que les «sentará mal»
05.
Se muestran inhibidos en nuevas situaciones interpersonales debido al sentimiento de falta de adaptación. Las dudas referentes a sus competencias sociales y a su atractivo personal se ponen especialmente de manifiesto en los contextos que implican interacciones con extraños
06.
Se ve a sí mismo como socialmente inepto, con poco atractivo personal o inferior a los demás
07.
Se muestra extremadamente reacio a asumir riesgos personales o a implicarse en nuevas actividades porque le pueden resultar embarazosas. Tienen tendencia a exagerar los peligros potenciales de las situaciones ordinarias, y se someten a un estilo de vida restringido como consecuencia de su necesidad de certeza y seguridad
El trastorno de la personalidad por evitación. La tendencia al retraimiento y al aislamiento incrementa la vulnerabilidad de la depresión
Las personas con trastorno de la personalidad evitativa suelen evaluar cuidadosamente los movimientos y las expresiones de las personas con quienes entran en contacto. Su comportamiento temeroso y tenso puede provocar la ridiculización y la burla de los demás, lo que a su vez confirma sus propios temores. Estos individuos están muy preocupados por la posibilidad de reaccionar ante las críticas ruborizándose o llorando. Son descritos por los demás como «tímidos», «vergonzosos», «solitarios» y «aislados».
Una emoción central en el trastorno es la vergüenza. Los individuos con trastorno de la personalidad por evitación pueden avergonzarse de muchos aspectos del sí mismo (Wurmser, 1981); las situaciones sociales deben evitarse porque es allí donde sus aspectos inadecuados se exponen a la vista de todos. La persona atribuye la incomodidad a la actitud ocultamente “marginadora” de los demás.
El evitante está fuertemente autocentrado en gestionar sus estados internos, sobre todo en identificar las emociones de ansiedad y de incomodidad e intentar manejarlas. La baja autoestima y la hipersensibilidad al rechazo están asociadas con los contactos interpersonales restringidos.
Estos individuos pueden llegar a estar relativamente aislados y, por lo general, no tienen una red de apoyo social amplia que puede ayudarles en los tiempos de crisis.

El trastorno de la personalidad por evitación es el trastorno de la intimidad, donde hay un fuerte deseo de establecer relaciones estrechas y donde se genera un fuerte sentimiento de exclusión
Los orígenes del problema
Esta personalidad muestra en su historia una dependencia de unos núcleos familiares compactos y cerrados, donde la familia es la principal fuente de soporte y seguridad estable, a pesar de que puedan existir múltiples personas rechazantes. De hecho, con frecuencia los familiares consideran la evitación como un estilo de vida más que como un problema psicológico, lo que retrasa la petición de una demanda de ayuda.
La dependencia de la familia explicaría, según algunos autores, la comorbilidad entre trastorno de la personalidad por evitación y trastorno de personalidad por dependencia (Stuart, Pfohl, Battaglia, Bellodi, Grove, Cadoret, 1998).
¿Cuando comienza el trastorno?
Las conductas de evitación a menudo comienza en la infancia o la niñez con timidez, aislamiento y miedo a los extraños y a las situaciones nuevas. Aunque la timidez en la infancia es un precursor común del trastorno, en la mayoría de las personas tiende a disiparse gradualmente a medida que envejecen.
En contraste, las personas que llegan a desarrollar el trastorno de la personalidad evitativa pueden llegar a ser cada vez más tímidas y evasivas durante la adolescencia y la adultez temprana, cuando las relaciones sociales con personas nuevas se vuelven especialmente importantes.
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