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Fobias específicas

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Qué son las fobias específicas

Las fobias específicas son un trastorno de ansiedad en el que la persona experimenta una ansiedad elevada o temor marcado, persistente y excesivo o irracional de forma inapropiada en presencia de un objeto o situación concreta, con ansiedad anticipatoria. Son fobias específicas las de tipo:

Animal

Los más temidos suelen ser las serpientes, arañas, insectos, gatos, ratas, ratones y pájaros

Ambiental

El miedo es provocado por situaciones naturales: tormentas, viento, alturas, agua, oscuridad…

Sangre-inyecciones y daño corporal (SID)

El miedo es inducido por la visión de sangre, por recibir inyecciones, transfusiones u otras intervenciones médicas invasoras, por la realización de un análisis de sangre, por un posible daño y/o por ver o hablar de intervenciones quirúrgicas

Situacional

El miedo es inducido por situaciones específicas tales como transportes públicos, túneles, puentes, ascensores, volar en avión, coches (conducir o viajar), lugares cerrados…

Otros

El miedo hace referencia a otro tipo de estímulos. Se incluyen situaciones que pueden conducir al atragantamiento o vómito y los miedos de los niños o los ruidos fuertes y a las personas disfrazadas

Los miedo irracionales o fobias constituyen uno de los principales motivos de consulta psicológica siendo estos miedos intensos o irracionales ante situaciones u objetos que el sujeto evita. Tanto es así, que se estima que una de cada diez personas sufre algún tipo de fobia.

¿Qué es una fobia?

En estas fobias se da un miedo intenso y persistente que es excesivo e irracional y es desencadenado por la presencia o anticipación de objetos o situaciones específicas: animales, lugares cerrados, alturas, oscuridad, tormentas, vuelos, ver sangre, recibir inyecciones, intervenciones médicas, tragar sólidos, conducir un coche, aguas profundas, etc. Como consecuencia de la exposición al estímulo fóbico, se produce una respuesta inmediata de ansiedad que puede llegar incluso a ataque de pánico.

Las situaciones fóbicas son evitadas o se soportan con ansiedad o malestar intensos. La evitación, anticipación nerviosa o malestar en las situaciones fóbicas interfieren marcadamente en la rutina normal de la persona o en sus actividades laborales, académicas o sociales, o existe malestar intenso por tener la fobia. Las situaciones temidas no deben ser explicados mejor por otros trastornos mentales tales como el trastorno obsesivo-compulsivo, el TEPT, el trastorno de ansiedad por separación, la fobia social, el trastorno de pánico con agorafobia o agorafobia sin historia de trastorno de pánico.

Tipos de fobias y sus síntomas

Los fóbicos específicos pueden temer un posible daño (accidente aéreo, mordedura, coque de automóviles, ahogarse, precipitarse al vacío, dolor intenso), pero también pueden estar preocupados por perder el control, hacer el ridículo, desmayarse, tener un ataque de pánico o experimentar ciertas sensaciones (dificultades para respirar en la claustrofobia; mareo, sensación de desmayo y temblor en las piernas en la fobia las alturas; mareo y sensación de desmayo en la fobia a la sangre, las inyecciones o las heridas (SIH); sensaciones de irrealidad y temblor en los brazos en la fobia a conducir). El miedo a las sensaciones físicas experimentadas parece más frecuente en la claustrofobia, en las fobias a las alturas y en la fobia a la SIH; en contraste con el trastorno de pánico, este miedo sólo aparece cuando se está en las situaciones temidas. Los ataques de pánico inesperados son más frecuentes en las personas con fobias situacionales (especialmente, claustrofobia) que en aquellas con fobias no situacionales. 

Fóbicos a los animales

Temen especialmente a los movimientos de los animales (perros, pájaros, serpientes, arañas, gatos, insectos voladores), sobre todo si son repentinos; también temen en los animales su apariencia física, los sonidos que emiten y sus propiedades táctiles. Aparte del posible daño que ciertos animales pueden causar, otros miedos son perder el control, hacer el ridículo, hacerse daño al intentar escapar, tener un ataque cardíaco o, incluso, morir de miedo. En el caso de los animales pequeños (roedores, insectos, arañas, serpientes) aparece tanto una reacción de miedo como una sensación de asco o repugnancia

Fóbicos dentales

Temen en especial los procedimientos invasores (pinchazo, taladro, cirugía, quemar encías, extracción de dientes). Hay un miedo al dolor y al daño y, según los casos, a tener un ataque de pánico. Los pacientes responden tensando los músculos más que con náuseas. La ansiedad puede aumentar la sensibilidad al dolor. La fobia dental suele estar asociada a la fobia a la SIH. Puede haber con relativa frecuencia, aunque no es exclusiva de la fobia dental, una hipersensibilidad al reflejo de ahogo, la cual aparece sobretodo en varones. El ahogo se produce al introducir objetos en la boca o presionar en la garganta, lo que impide la intervención médica. En casos graves, los estímulos que provocan el ahogo se amplían: oír, oler o pensar sobre el dentista o estímulos relacionados, lavarse los dientes, abrocharse el cuello de la camisa, llevar cuellos altos, ser tocado en la boca o en la cara

Fobias de tipo ambiente natural

Los pacientes temen sobre todo sufrir un daño o morir (Lipsitz et al., 2002). Las personas con fobia a las alturas pueden temer también el mareo

Fóbicos a la sangre

Puede temer el desmayo, perder el control, tener un ataque pánico, el azoramiento o ridículo y un posible daño producido por el pinchazo y por el hecho de que la aguja se parta y se quede dentro. Es también común una aprensión sobre las sensaciones físicas experimentadas (mareo, náuseas) y la sensación de asco o repugnancia; esta emoción parece ser más dominante que la del miedo

Fóbicos a conducir

Pueden informar miedo a tener un accidente, quedar heridos, quedar atrapados en un atasco, atropellar a alguien, ser objeto de engaño o crítica de otros conductores, tener un ataque de pánico o un infarto o desmayarse (Anthony y Barlow, 1997)

Fóbicos a volar en avión

Pueden temer uno o más de los siguientes aspectos: posibilidad de accidente, estar encerrado en un sitio pequeño, inestabilidad del avión, altura, perder el control, tener un ataque de pánico y “montar un número” en público

Fobias situacionales

Pueden presentarse tanto solas como formando parte del cuadro agorafóbico y algunos las han considerado, especialmente a la claustrofobia, como una forma moderada de este último trastorno. Los claustrofóbicos pueden presentar no sólo miedo a asfixiarse (por insuficiencia de aire, por bloqueo del acceso de aire o por una disfunción psicofisiológica) o a la restricción (no poder moverse, no poder salir de un sitio), sino también a volverse locos, perder el control o tener un ataque de pánico

Activación del sistema nervioso simpático

Por lo que respecta a la activación autónoma al encontrarse en la situación temida, la emoción de miedo está asociada a una activación del sistema nervioso simpático:

  • Taquicardia
  • Palpitaciones
  • Aumento de la presión sanguínea
  • Respiración acelerada
  • Sudoración
  • Menor actividad gastrointestinal.
  • En contraste, la emoción de asco está asociada a activación parasimpática: desaceleración cardiovascular, disminución de la temperatura de la piel, boca seca, náuseas, olor o malestar en el estómago e incluso mareo

Otras manifestaciones sintomáticas

Existen, además, otros síntomas que suelen ir asociados a las fobias. Son:

Ideas o pensamientos catastrofistas relacionados con el objeto o la situación fóbica

Ansiedad y miedo intenso y generalizado que no se corresponden con un peligro real

Sensación de malestar, angustia y/o vergüenza provocada por el miedo que experimentas, pero aún así no puedes controlarlo

Manifestaciones somáticas como el aumento del ritmo cardíaco, la tensión arterial, la frecuencia respiratoria y la tensión muscular. También puedes tener temblores, náuseas, sudoración excesiva, mareos, debilidad en brazos y piernas, falta de aire, sensación de opresión en el pecho y visión borrosa

Evitación del objeto o la situación fóbica, intentando evitar las situaciones que te hacen sentir mal, hasta el punto en que descuidas asuntos importantes solo para no volver a sentir ese miedo

¿Cuál es el origen de las fobias?

Respecto de la génesis y el mantenimiento, tres han sido los modos propuestos, no excluyentes, en que las fobias específicas pueden ser adquiridas:

Condicionamiento clásico (se asocia un estímulo a la ansiedad):

    • En primer lugar, podemos afirmar que si una persona ha tenido una o más experiencias negativas directas con ciertos estímulos, tiene una alta probabilidad de convertirse dichos estímulos en fóbicos. De hecho, la gravedad y la frecuencia de estas experiencias negativas, el menor número de experiencias seguras previas con los estímulos potencialmente fóbicos y una exposición poco frecuente a la situación tras la experiencia negativa son variables importantes en el desarrollo de la fobia específica.
    • No todos las situaciones o estímulos tienen la misma probabilidad de adquirir propiedades fóbicas. Esto puede explicarse por preparación biológica: es decir, es más fácil que cojamos miedo a algunos estímulos que han representado filogenéticamente una amenaza a la supervivencia de la especie.

Aprendizaje observacional (la persona adquiere un miedo observando la experiencia negativa de otra persona):

  • El segundo modo de adquisición implica que las experiencias negativas pueden ser observadas, es decir, la persona puede haber visto a otros, en vivo o filmados, tener experiencias negativas o mostrar miedo en las situaciones potencialmente fóbicas. Cuanto mayor son el miedo y/o las consecuencias aversivas observadas y más significativos son las otras, mayores probabilidades de adquirir el miedo

Y, tres, por transmisión de información (es decir, una persona le cuenta a otra una experiencia que fue aversiva, desagradable o dañina). 

  • Un tercer modo de es la transmisión de información amenazante, tal como los avisos de los padres sobre lo peligrosos que son ciertos animales o la información en la prensa de accidentes aéreos o enfermedades; este es el modo menos potente de cara a la adquisición de una fobia

¿Cómo se tratan las fobias?

El tratamiento psicológico de las fobias se centra en una serie de elementos básicos, adaptados a cada modalidad de fobia específica, entre los que se cuentan:

La psicoeducación sobre la ansiedad y su manejo

Entrenamiento en manejo emocional con técnicas de respiración

Entrenamiento en manejo emocional con técnicas de relajación y visualización

Tratamiento con EMDR

Reestructuración cognitiva de los pensamientos que originan la ansidad

Exposición paulatina y prolongada en imaginación y en vivo

Y, por último, la prevención de recaídas